La fe y las montañas |
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Al
principio la Fe movía montañas sólo cuando era
absolutamente necesario, con lo que el paisaje permanecía igual a
sí mismo durante milenios.
Pero cuando la Fe comenzó a propagarse y a la gente le
pareció divertida la idea de mover montañas, éstas
no hacían sino cambiar de sitio, y cada vez era más difícil
encontrarlas en el lugar en que uno las había dejado la noche
anterior; cosa que por supuesto creaba más dificultades que las
que resolvía.
La buena gente prefirió entonces abandonar la Fe y ahora
las montañas permanecen por lo general en su sitio.
Cuando en la carretera se produce un derrumbe bajo el cual mueren varios viajeros, es que alguien, muy lejano o inmediato, tuvo un ligerísimo atisbo de Fe. ¡@ |
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