Ejemplo XXXVIII |
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¡§De lo que aconteció a un hombre que yendo cargado de piedras preciosas se ahogó en un río.¡¨
Un día dijo el conde a Patronio que tenía grandes
deseos de ir a un lugar donde iban a darle una partida
de dineros creyendo además que su estancia
allí redundaría
en su provecho; pero que tenía
miedo de que le sobreviniese
algún daño, deteniéndose allá mucho tiempo,
rogándole por consiguiente le aconsejara lo que sería
bueno hacer.
¡XSeñor Conde ¡Vdijo Patronio¡X, un hombre llevaba una
gran cantidad de piedras preciosas a cuestas y eran tantas que se
le hacía muy pesado transportarlas. Acaeció
entonces que hubo de pasar un gran río y como la carga que
llevaba era pesada se zahondaba
mucho. Al llegar a la parte más honda se zahondó más
todavía.
Un
hombre que estaba en la orilla comenzó a dar voces a
decirle que si no se deshacía de la carga se ahogaría.
Y el mezquino loco no
comprendía que si se ahogaba perdería su cuerpo y su
tesoro, mientras que, deshaciéndose de la carga, sólo
perdería ésta, mas no el cuerpo. Codicioso
del valor que tenían las piedras preciosas que a cuestas llevaba
no quiso deshacerse de ellas y se ahogó, perdiendo, así,
cuerpo y carga.
Y vos, señor conde Lucanor, os aconsejo que, si hay peligro para vuestro cuerpo deteniéndoos en aquella tierra, no os quedéis allí mucho tiempo por codicia de dineros o cosa semejante. El que en realidad se estima, obra de manera que lo estimen los demás; y no es preciado el hombre, porque él se precie sino por hacer tales obras, que merezcan la estima de sus semejantes. El conde tuvo éste por buen
ejemplo, obró así y se sintió feliz. ¡@
Quien
por codicia se aventure será maravilla que el bien le dure. ¡@ |
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