La muerte de Salomé ¡@ ²ï¼Ö¬ü¤§¦º |
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I
La historia, a veces, no está en lo cierto. La leyenda, en
ocasiones, es verdadera, y las hadas mismas confiesan, en sus
intimidades con algunos poetas, que mucho hay falseado en todo lo
que se refiere a Mab, a Brocelianda, a las sobrenaturales y
avasalladoras beldades. En cuanto a las cosas y sucesos de antiguos
tiempos, acontece que dos o más cronistas contemporáneos
estén en contradicción. Digo esto porque quizá habrá
quien juzgue falsa la corta narración que voy a escribir en
seguida, la cual tradujo un sabio sacerdote, mi amigo, de un
pergamino hallado en Palestina, y en el que el caso estaba escrito en
caracteres de la lengua de Caldea. II
Salomé, la perla del palacio de Herodes, después de
un paso lascivo en el festín famoso, donde bailó
una danza al modo romano, con música de arpas y crótalos,
llenó de entusiasmo, de regocijo, de locura, al gran rey y a la
soberana concurrencia. Un mancebo principal deshojó a los pies de
la serpentina y fascinadora mujer una guirnalda de
rosas frescas. Gayo Manipo, magistrado obeso, borracho y glotón;
alzó su copa dorada y cincelada, llena de vino, y la apuró
de un solo sorbo. Era una explosión de alegría y de asombro.
Entonces fue cuando el monarca, en premio de su triunfo y a su
ruego, concedió la cabeza de Juan Bautista, y Jehová soltó
un relámpago de su cólera divina. Una leyenda asegura que
la muerte de Salomé acaeció en un lago helado,
donde los hielos le cortaron el cuello.
No fue así; fue de esta manera.
Después que hubo pasado el festín, sintió cansancio la princesa encantadora y cruel. Dirigióse a su alcoba, donde estaba su lecho, un gran lecho de marfil, que sostenían sobre sus lomos cuatro leones de plata. Dos negras de Etiopía, jóvenes y risueños, le desciñeron su ropaje, y, toda desnuda, saltó Salomé al lugar del reposo, y quedó blanca y mágicamente esplendorosa, sobre una tela de púrpura, que hacía resaltar la cándida y rosada armonía de sus formas. Sonriente, mientras sentía un blando soplo de flabeles, contemplaba, no lejos de ella, la cabeza pálida de Juan, que en un plato áureo, estaba colocada sobre un trípode. De pronto, sufriendo extraño sofocación, ordenó que se le quitasen las ajorcas y brazaletes de tobillos y de los brazos. Fue obedecida. Llevaba al cuello, a guisa de collar, una serpiente de oro, símbolo del tiempo, y cuyos ojos eran dos rubíes sangrientos brillantes. Era su joya favorita; regalo de un pretor, que la había adquirido de un artífice romano.
Al querérsela arrancar, experimentó Salomé
un súbito error: la víbora se agitaba como si estuviese
viva, sobre su piel, y a cada instante apretaba más y más
su fino anillo constrictor, de escamas de metal. Las esclavas,
espantadas, inmóviles, semejaban estatuas de piedra. Repentinamente,
lanzaron un grito; la cabeza trágica de Salomé, la regia
danzarina, rodó del lecho hasta los pies del trípode,
adonde estaba, triste y lívida, la del precursor de
Jesús; y al lado del cuerpo desnudo, en el lecho de ¡@ |
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II ²ï¼Ö¬ü¡M§Æ«ß¤ý®c·µ¤§¯]¡M¦b¨ÎªBº¡®yªº¹Ø®b¤¤¡M©MµÛ½Ýµ^ªº¼ÖÁn©MÅTªOªº¸`«µ»R¤@¦±Ã¹°¨»R«á¡M¦A¥H°Ò§®¤S¥Rº¡¬D³rªº»R«ºÂ¶³õ¤@©P¡M³Õ±o°ê¤ýÅw¤ß©M¥þ³õ¶Q«È³Üªö¡M¹Å»«¼ö±¡¬v·¸¡MÅwÁn¹p°Ê®ðª^´XªñºÆ¨g¦a¨B¡C¥¿·í¥i¤Hªº¤½¥D¨±°jº©¨BP·N®É¡M¤@¦ì¦~»´¤p¥ë¤lºK¤U¦o¸}½ï·sÂAªºª´ºÀªáÀô¡C¥d¥Ñ¡E°Ò¥§ªi¡MÅéºAÁs¸~ªº¼f§P©x¡M¤@Ó³g¹ªº¦ÑŹ¡M¤w¾K·NÂaÄg¡M°ªÁ|¨ºº¡·¸ªºÆ^ª÷ÀJ¹¢°sªM¡M²r¦a¤@¤f¤U¨{¡C®c·µùØ¥i¯u¬O³ß®®»PÆg¹Äªº¨gÅw¡M¤]¥¿¬O¦¹®É§Æ«ß°ê¤ý¬°º¹½à²ï¼Ö¬ü¥O¤H¿E½àªºªíºt¡MÀ³¦oªºn¨D½çµ¹¦o¬I¬~ªÌ¬ù¿«ªºÀYÆ`¡CC©MµØ¬°¦¹¾_«ã¡M¦Û¤Ñ®xµo¥X¤@¹D¼@¯Pªº°{¹q¡C¶Ç»¡²ï¼Ö¬ü³Ì«á¦º¦b¤@Ó¦B´ò¤W¡M³Q¦B¶ô³ÎÂ_ÀV¶µ¦Ó³u¡C ¨ä¹ê¤£µM¡C III ®b·|µ²§ô«á¡M¼a´A«o´Ý»Åªº²ï¼Ö¬ü¤½¥D¤wÅã®e¡M«K¦^ª×©Ð¥ð®§¡C°´¤j¤@±i¶H¤ú§É¡M¥|°¦»È·à§É¸}¹©¥ß¥|¤è¦ì¡C¨â¦ì®e»ª²¢¬ü¤S¦~»´ªº¦ç¯Á¤Ç¨È¤k¥£À°¦o¼e¦ç¸Ñ±a¡C¥þ¨»rßô¡M²ï¼Ö¬ü¤@ÅD¤W§É¡M¦Û¥Ñ¦Û¦bըˡMç³z¾®¯×ªº¦Ù½§¡M¯M¦«µµ¦âªº§É³æ¡M©{Y»ð¸¡MÅã±o¥÷¥~«GÄRÄ£²´¡M³·¥ÕŨ¦«¯»µµªº©M¿Ó¦â½Õ©M¦oªº»ö®eÁ|¤î§¹¬ü½÷¬M¡C ¡@ ¦o±±a·L¯º¡M¨É¨ü¤@°}¬X©Mªº®°·¡MÂ÷¦o¤£»·³B¡M±æµÛ¤T¸}®à¤W²±©ñ¬I¬~ªÌ¬ù¿«ªºÀYÆ`ªºª÷½L¡CÀK®É¡M¬ðµM·P¨ì®ð´e¡M²¿®§Ãø®Á¡MÀH§Y©R¥O¦ø¤k¨ú¤U¤â¸}¤WªºÅN¤l¡M¥£±Ą̧h©J²Ó¤ßªA¦ø¡C¤£¤@·|¨à¡M¦o®³°_¤@±øª÷«¶³DÁå¤l±¾¦b²ä¤l¤W¡Mª÷«¶³D¬O®É¶¡ªº¶H¼x¡M²´¯]¤l¥Ñ¬õÄ_¥ÛÆ^´O¦Ó¦¨¡M·Ô·Ô°{Ã{¦pÂA¦å¥ú¿A¡C³o¬O¦o³ÌÁé·Rªº¯]Ä_¡M¤@¦ì°õ¦æ©xÃJÃØªºÂ§ª«¡M¯S¦a½Ðù°¨ÃÀ¦Kºë¤ßÀJµZªº¬Ã«~¡C ¡@ ·í²ï¼Ö¬ü·Q¨ú¥¦¤U¨Ó®É¡M¤@®É²Ê¤ß¤j·N¡Mª÷«¶³D¬ðµM¿E¯P®Ì°Ê°_¨Ó¡M§Ï©»¤@±ø¬¡¥Í¥ÍªºÁ¯³D»l¦±½L½õ¦oªºÀV¤l¡M¦Ó¥B¶V¨Ó¶VºòÁY¥¦¨ºª÷ÄÝÅì¤ùªº¦©Àô¡C¤k¹²ÌÅå·W¥¢±¹¡M¥ØÀü¤f§b¡M·Ù¹³¥ÛÀYÀJ¹³¡C¬ðµM¶°Åé¤j§q¤@Án¡M²ï¼Ö¬üªºÀY¡A³o¦ì¤ý«Ç³Ì¨Î»RªÌªºÀYÆ`±q§É¤Wºu¨ì¤T¸}®à©³¡M°±¦bC¿qªº¥ýª¾¡M¨º«s²Y¤S»a¥ÕªºÀYÆ`®ÇÃä¡Cµµ¦âªº§ÉçE¤W¡Mª÷«¶³DÁ³±ÛÄñ¶¦b»rßôªº¯ÛÅé®Ç¡C ¡@ ¡@ ¡@ (¥Zµn<<Áp¦X°Æ¥Z>>1996¦~12¤ë10¤é) |